AQUÍ ESTÁ EL PROSPECTO DE TAMIFLÚ DE LABORATORIO ROCHE QUE SE OBTIENE DE UN SITIO DE INTERNET http://www.vademecum.es/actualidad_novedad_ficha1.cfm?id_act_esp=139
En él pueden observar (click sobre la imagen para ampliar) que el laboratorio todavía no cuenta con resultados amplios acerca del medicamento (ver partes destacadas).
PERO LA BUENA NOTICIA ES QUE EL LABORATORIO PUSO A DISPOSICIÓN DEL TERCER MUNDO EL MEDICAMENTO A MITAD DE PRECIO. ¿Conveniente, no? de paso miles y miles de pacientes con la GRIPE AH1N1 podrán dar cuenta de lo que al laboratorio le faltaba comprobar
http://www.26noticias.com.ar/lanzan-programa-de-acceso-al-tamiflu-para-paises-en-desarrollo-91982.html
AHORA BIEN, CURIOSA-MENTE LA EPI-PANDEMIA ARRANCÓ DE UNA GRANJA DE CRÍA DE CERDOS QUE UNA EMPRESA NORTEAMERICANA HA RADICADO EN MÉXICO. LA EMPRESA SMITHFIELD FOODS ES LA PROPIETARIA DE GRANJAS CARROLL. FUE ALLÍ DONDE NACIÓ LO QUE SE DIO EN LLAMAR EPIDEMIA DE "FIEBRE PORCINA" NOMBRE QUE, COMO EL VIRUS, MUTÓ EN "INFLUENZA HUMANA AH1N1" DESVINCULANDO DE ESE MODO LA RESPONSABILIDAD DE LA MULTINACIONAL.
Demandan a granja de cerdos de México
http://www.cnnexpansion.com/actualidad/2009/05/13/demandan-a-granja-de-cerdos-de-mexico
El esposo de la primera mujer estadounidense muerta por la influenza demandó a Smithfield Foods; busca que la filial Granjas Carroll proporcione datos para determinar el origen del virus.
DALLAS (Notimex) — El esposo de la mujer que se convirtió en la primera estadounidense en morir por influenza humana interpuso una demanda judicial para exigir información a una granja de cerdos en México a fin de determinar si fue el origen del virus responsable.
Steven Trunnell interpuso la demanda en una corte estatal en el Condado de Cameron, en Brownsville, a nombre de su fallecida esposa Judy Domínguez Trunnell, informó el abogado que lo representa, Marck G. Rosenthal.
El abogado explicó que mediante este recurso su cliente busca obtener información de parte de la compañía Smithfield Foods Inc., propietaria de las Granjas Carroll de México, la operadora de la granja.
La granja de cerdos, localizada en la comunidad de La Gloria, en el estado de Veracruz, es propiedad en parte de Smithfield Foods Inc, que tiene su sede en Virginia.
Trunnell, un paramédico de profesión, sostiene en la demanda que las condiciones insalubres de la granja de Smithfield Foods pudieron haber propiciado el desarrollo del virus.
Pero el 26 de mayo http://tlahui.com/constitucionc/?p=381 publicó esta noticia:
El precursor más cercano del virus de influenza porcina que ahora se expande por el mundo se detectó en las granjas porcícolas de Estados Unidos desde 1998. Provenía de la familia de virus H1N1, causante de la gripe de 1918. En 1998 recombinó con segmentos de virus de gripe aviar y humana, además de otras cepas de gripe porcina, una recombinación triple de la que no había registros anteriores. Esto alarmó a los investigadores por el potencial de seguir mutando y convertirse en gripe humana y/o mucho más patógena.
En 1999 ese virus ya estaba presente en 20.5 por ciento de los cerdos industriales de 23 estados de Estados Unidos, según reportó ese año la publicación Journal of Virology. Varios autores y publicaciones científicas advirtieron en los años siguientes que estos virus seguían recombinándose en los establecimientos industriales de cría de porcinos, donde circulan muchas cepas diferentes, que luego se diseminan a través de largos transportes nacionales e internacionales de animales y personas en contacto con ellos. Tanto humanos como animales pueden ser portadores de los virus aunque no manifiesten la enfermedad. Paralelamente, las cepas de gripe humana también recombinaron, al igual que las de gripe aviar –produciendo por ejemplo, la “famosa” gripe aviar H5N1, causada igualmente por condiciones industriales de cría.
Por todo esto, científicos advirtieron que la amenaza de crear una cepa de virus que afectara y se trasmitiera entre seres humanos era inminente. Se confirmó con la actual epidemia y puede suceder nuevamente: las causas siguen intactas.
Los virus de la gripe fácilmente recombinan, pero ciertas condiciones hacen que el proceso se acelere: la creación de resistencia dentro del organismo infectado, o que dos o más cepas diferentes infecten un organismo al mismo tiempo.
Ambas condiciones son cotidianas en las granjas industriales. Por la cantidad y hacinamiento de animales, la atmósfera infecta y calurosa, siempre hay distintas cepas que circulan y pueden infectar a un animal simultáneamente. Por eso les dan vacunas masivamente, que crean resistencias y como respuesta, los virus cambian. El contacto entre cerdos, aves de criadero y silvestres, insectos, microbios y humanos es permanente e inevitable dentro y a partir de los establecimientos, promoviendo la recombinación de cepas de diferentes especies. Los estresados animales reciben además hormonas, antibióticos y son rociados regularmente con insecticidas, lo que debilita su sistema inmunológico y provoca el aumento de medicamentos. Todo esto, junto a miles de toneladas de estiércol, va a los estanques de oxidación de las granjas, contaminado aguas y aire. De modo semejante ocurre en Granjas Carroll y en otras instalaciones de Smithfield, Tyson, Cargill y otros grandes criadores.
La Organización Mundial de la Salud conoce bien este panorama, por lo que es una vergüenza que haya cambiado el nombre de gripe porcina (que también asuela a humanos) al neutral “influenza A/H1N1”, para desvincular a la empresas de cría industrial de cerdos de lo que realmente son: causantes de la epidemia.
Igualmente absurdo es que el gobierno de México subsidie a los criadores industriales de cerdo asignando mil millones de pesos para que la industria se pueda resarcir de las pérdidas económicas por la epidemia que ellos provocaron. Siete empresas porcícolas trasnacionales –o asociadas a grandes criadores mexicanos–, entre las que se encuentra Granjas Carroll, tienen 35 por ciento de la producción porcina en México.
Además de crear catástrofes de salud y ambiente, estos oligopolios y sus granjas masivas han perjudicado seriamente a los criadores campesinos y de pequeña escala de cerdos y pollos. Allí también puede haber virus, pero es difícil que se encuentren varias cepas al mismo tiempo, y aún si así fuera, nunca crearán una epidemia porque son pocos animales en un espacio separado de otros.
En lugar de atacar las causas de la epidemia, se premia a los que la producen.
Silvia Ribeiro es Investigadora del Grupo ETC
Artículo publicado en La Jornada, México, Sábado 9 de mayo de 2009.
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