Cuando aquellos leones entraron en la pista para el acto final, se sintieron poderosos, añorando quizás, la imagen que los hizo reyes de la selva.
Casi todos venían de largas jornadas circenses, plagadas de trucos y recompensas, en la comodidad del alimento servido y de los premios y castigos.
Pocos, entre el público que bramaba, percibieron que en los movimientos inquietantes de esos leones, había recelo e inquietud.
Entre esas fieras, había algún cachorro y varias leonas ya veteranas que estaban allí, solo por la promesa de algunos trozos de carne que les dejarían, terminada la función, los viejos leones.
El espectáculo era deslumbrante. El público deliraba.
De pronto, un silencio ensordecedor y a continuación entre un torbellino de gritos y de cantos, apareció ella, la domadora invicta, espléndida, segura.
Su figura contundente, rápidamente dominó la escena y todo el público comprendió que esa mujer era poseedora de todas las virtudes y de todas las convicciones para realizar exitosamente su tarea.
Entonces, sólo entonces, los leones, los viejos, los jóvenes y también las leonas desdentadas, cayeron en la cuenta que sólo eran gatitos relamiéndose sus heridas.
1 comentario:
La estructura de la fábula puede definirse como:
1) La situación de partida en que se plantea un determinado conflicto entre figuras, generalmente animales.
2) La actuación de los personajes, que procede de la libre decisión de los mismos entre las posibilidades de la situación dada.
3) La evaluación del comportamiento elegido se evidencia en el resultado pragmático, el éxito o el fracaso producido por tal elección.
En las fábulas hay una enseñanza moral, donde se recogen experiencias de la vida cotidiana.
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