Una vez producido el golpe militar del 16 de setiembre de 1955 que
derrocó al gobierno del Gral. Juan Domingo Perón, llegaba al país el Dr. Raúl Prebisch. Se
había desempeñado junto a Federico Pinedo[1]
en el régimen del gral. Justo durante la “década infame”, posteriormente fue
funcionario de la CEPAL
(Comisión Económica para América Latina).
Prebisch había sido convocado por aquellos días de 1955 por los
gobernantes de facto para elaborar un
informe acerca del estado de la economía argentina.
El informe Prebisch fue analizado por Arturo Jauretche quien concluyó en
que éste había realizado una manipulación arbitraria de las cifras y que había
inventado una crisis para justificar las medidas que posteriormente propuso y
que fueron adoptadas por los militares de la fusiladora.
Para ejemplificar la aseveración acerca de la manipulación de la
información realizadap or Prebisch, Jauretche
cita a Lisandro de la Torre
quien había señalado que Prebisch era capaz de “probar que dos y dos son quince
y de prevalerse de la ignorancia del público acerca de aspectos muy
especializados de la economía”[2].
Por eso fue absolutamente lapidario al decir que ese informe era: “un
informe político adornado con numeritos”[3]
que, de hecho, satisfacía a los que habían contratado a Prebisch que,
elípticamente, se convertía en mercenario de los números a las órdenes de la
patronal golpista.
Don Arturo señaló, además, que
por entonces tanto la izquierda como la derecha, se mostraron de acuerdo con el
señor Prebisch en eso de cargar sobre las espaldas del gobierno derrocado “las
consecuencias inexorables de las reformas que ha empezado a producir”[4].
Factura en anticipación lo que se viene, pero lo tiene que pagar el que fue
derrocado.
Pero lo más significativo es que el informe de Prebisch contenía
flagrantes contradicciones en que había incurrido el economista que, unos meses
antes del golpe de Estado.¿Cómo explica Prebisch que desde su cargo en la CEPAL había emitido una
opinión absolutamente favorable sobre la economía argentina y ya al servicio de
la fusiladota lo puso en las antípodas? Jauretche cree que hay "dos Prebisch", el que realizó aquél informe favorable y el otro que trabajó para la fusiladora...
Jauretche propuso por entonces un debate público en los principales
diarios del país. Prebisch se hizo el
sordo ante el pedido de debate.
Es que había que hacer pasar
lo más inadvertido posible que el plan
establecería la misma economía que había prevalecido durante la “década
infame”, en total consonancia con las grandes potencias imperialistas que
fijaban que la misión de Argentina debía ser abastecedora de materias primas
(especialmente alimentos). Era dar
marcha atrás y restaurar la colonia, con la consecuente baja en el nivel de
vida del sector popular que había crecido no sólo en número sino en recursos y
acceso al consumo. El plan Prebisch significaba un retorno al coloniaje.
Jauretche puso en evidencia que en la preparación del informe, el
prestigioso economista había contado con la colaboración de otros “ilustres”
economistas como Roberto Alemann, Cueto Rúa, Adalbert Krieger Vasena… que
constituían “una verdadera operación imperialista de desembarco”.
Es que cuando un gobierno por primera vez experimentaba un proyecto de
economía nacional, contando con voluntad política para plantear un proyecto de
país que pusiera fin a la dependencia de los círculos financieros y económicos
del exterior priorizando el desarrollo del mercado interno y apoyando el
crecimiento de una industria propia, aparecían los que desde las antípodas
proponían -e impondrían- volver a las políticas de sujeción, achicamiento,
ajuste. Cito las palabras de Jauretche sobre el plan Prebisch. Las cito
textuales pues son de una actualidad pasmosa: desde la renuencia al debate a las
consecuencias que traerían aparejadas la aplicación del plan –habría que
realizar algunas actualizaciones pertinentes referidas al contexto histórico de
aquél 1955 a
la actualidad-.
En honor a Don Arturo que
nos sigue enseñando.
Porque hoy tenemos muchos
“prebisch” analizando la cuestión económica y pretendiendo volver a una
economía donde el mercado sea el rey.
“Por entonces, una banca
central nacionalizada y un gobierno que mantenía el control de cambios, fueron
elementos importantísimos para poder establecer las prioridades de desarrollo
del país de manera que fueran favorables a Argentina y no a los intereses
externos tan ávidos de imponernos la división internacional del trabajo, el
dominio, la dependencia”
“El plan Prebisch
significará la transferencia de una parte sustancial de nuestra riqueza y de
nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el
consumo, en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de la
desocupación. De esta manera, no solamente aumentarán nuestros saldos
exportables, sino que serán más baratos, lo que será aprovechado por el
consumidor inglés que ensanchará su cinturón a mediad que nosotros lo vayamos
achicando. La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en el fuerte
poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación.
Los argentinos apenas sin tendremos para pagarnos la comida de todos los días.
y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá
muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis
deliberada y concientemente provocada. Los productores agrarios, que en un
momento verán mejorar su situación, no tardarán en caer en las ávidas fauces de
los intermediarios y de los consorcios de exportación que muy pronto absorberán
el beneficio de los nuevos precios oficiales. Para ese entonces, ya no existirá
el I.A.P.I., ni habrá defensa posible. Exportaremos más, pero percibiremos
menos por esas exportaciones en razón de la caída de nuestros precios, como
efecto directo de la reforma cambiaria. Luego, a medida que se destruya el
sistema de comercio bilateral y entremos en la zona de la libra esterlina,
tendremos que comenzar a ceder a la presión del único comprador. Llegado ese
momento, no habrá más remedio que aceptar sus imposiciones, porque estará
cerrada toda otra posibilidad. Se cumplirá así una clara sentencia de Prebisch:
Las economías débiles no colaboran, se subordinan fatalmente. Mientras tanto,
nos iremos hipotecando con el fin de permitir que falsos inversores de capital
puedan remitir sus beneficios al exterior. Y como nuestra balanza de pagos será
deficitaria, en razón de la caída de nuestros precios y de la carga de las
remesas al exterior, no habrá entonces más remedio que contraer nuevas deudas e
hipotecar definitivamente nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de
afrontar las dificultades mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como
los ferrocarriles, la flota o las usinas. Poco a poco se irá reconstruyendo el
estatuto del coloniaje, reduciendo a nuestro pueblo a la miseria, frustrado en
los grandes ideales nacionales y humillándonos en las condiciones de país
satélite… bajo el falso pretexto de una crisis económica sin precedente, está
por consumarse la gran estafa a los intereses y a las aspiraciones de la
nacionalidad”[5]
Cuando Jauretche terminó de
escribir su libro “El Plan Prebisch o el Retorno al Coloniaje” lo llevó a la
imprenta Argentinisches Taggeblatt que era propiedad del Dr. Alemann. Allí
siempre había hecho imprimir sus publicaciones. Aquella vez pasaron varios días
sin que tuviera noticias sobre la publicación de la obra. finalmente le
contestaron que “el doctor Alemann había ordenado que no se imprimiera en esa
imprenta”. Jauretche lo hizo imprimir en
otra imprenta, y “sus cuarenta mil ejemplares circularon rápidamente” sin
embargo el secuestro llegó enseguida aunque afectó a una pequeña parte de la
edición. Él único que conocía con anticipación esta edición era Roberto
Alemann.
Mónica Oporto
[1] Federico Pinedo (Buenos Aires, 22 de abril de 1895
- ibíd., 1971), fue un abogado, político, historiador, parlamentario, y
economista argentino. Se desempeñó como Ministro de
Hacienda en el gobierno de Agustín P. Justo,
Roberto
Marcelino Ortiz durante la llamada Década Infame, y en el gobierno de José María Guido.
[2] Jauretche, Arturo. Que al Salir Salga
Cortando.Segunda parte de las polémicas., Buenos Aires: Los Nacionales
Editores, 1982, p. 109
[3] Jauretche, ídem, p. 114
[4] Jauretche, ídem, p. 115
[5] Jauretche, ídem, p. 118-119
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