AVN/La Radio del Sur
En plena efervescencia revolucionaria contra el imperialismo español, en Cúa, estado Miranda, nació el 1° de febrero de 1817, Ezequiel Zamora, General del Pueblo Soberano, quien luchó por ¡Tierras y Hombres Libres!, grito y objetivo libertario de la gesta campesina por el reparto equitativo de la tierra y una sociedad más justa, fiel al sueño bolivariano de independencia, unidad y justicia por el que se libraron duras batallas en la construcción de la República tantas veces traicionada.
“Zamora nació un día como hoy en 1817, muy cerca de aquí, en Cúa, en los Valles del Tuy. Zamora, nació en plena guerra de independencia, en plena efervescencia revolucionaria”, expresaría el 1 de febrero de 2001 el comandante Hugo Chávez, frente al sarcófago del líder campesino, de quien describió —con su acostumbrada pedagogía— una breve biografía y el contexto en el que creció este venezolano,.
Es hijo de Alejandro Zamora (oficial del Ejército independentista, muerto en batalla en 1821) y de Paula Correa, medianos propietarios agropecuarios integrantes del sector social denominado Blancos de Orilla, habitantes de Cúa, un pueblo que aquella época contaba con escasa población rural, pero con mucha riqueza en su suelo, rica en grandes sembradíos, latifundios ganaderos y agrícolas. Allí se vivía la cruda desigualdad social impuesta por la Colonia.
El niño y joven Zamora recibió en los primeros años de su vida la rudimentaria instrucción que podía disponer en una zona rural que era espacio de tránsito de las luchas independentistas. El ambiente histórico social es propicio para que adquiera bien la noción del rechazo a la opresión del imperio español y las causas de las luchas por la libertad y la igualdad.
“Ahí nació Zamora en ese espacio geográfico en los Valles del Tuy que era paso obligado de tropas, de pueblos, de viajeros y de noticias desde el centro del país hacia oriente y hacia los llanos del centro”, recordaría el comandante Chávez, al rendir homenaje a este héroe de la patria, quien tras culminar sus estudios primarios se trasladaría a Caracas donde culminó su formación gracias a un abogado llamado José Manuel García, quien lo introdujo en la filosofía moderna y le dio a conocer los principios de la igualdad de los hombres y la necesidad de su aplicación en el país.
“Tenía Zamora apenas dos años cuando Bolívar lanza el Discurso de Angostura y cuando nace la Tercera República. Creció Zamora oyendo, sin duda, las noticias del triunfo de la revolución. Tenía Zamora cuatro años cuando en Carabobo se concentra el ejército y el pueblo al mando del Genio Libertador en 1821 y le da al pueblo la gran victoria de la revolución definitiva para echar de Venezuela al imperio español. Tenía Zamora trece años recién cumplidos cuando seguramente se enteró, aquel niño, que habían asesinado al Mariscal Sucre en Berruecos y estaba a punto de cumplir catorce años cuando seguramente se enteró, como el pueblo venezolano, y los jóvenes venezolanos de la muerte de Bolívar en Santa Marta y de la traición a la revolución de independencia”, de esta manera resume el líder del socialismo del siglo XXI la niñez de Zamora, en un magistral discurso en el que enalteció el legado histórico del pueblo venezolano en las batallas por la libertad y una sociedad más justa.
Zamora creció entre los campesinos que esperaban justicia y experimentó “la esperanza que tenía el pueblo en 1819, 1821, 1824, por el triunfo de (la Batalla de) Ayacucho, pero seguro que aquel niño también fue invadido por la desesperanza como invadió la desesperanza al pueblo venezolano después de la muerte de Sucre y de Bolívar y después de la fractura del sueño unitario de la Gran Colombia”, relató Chávez.
De allí la transformación de este hombre del campo venezolano en un líder que movilizó masas en contra de la oligarquía terrateniente y los traidores a la causa bolivariana, como José Antonio Páez, quien entre otros traicionó a Bolívar y dejó en el abandonó a miles de soldados que entregaron sus fuerzas a la gesta independentista y que, al término de esta, volvieron a ser sometidos por el mismo sistema colonial, con su pobreza, exclusión y racismo.
“Estos dos sectores: los que nada tenían y tanto se les había ofrecido y los pequeños y medianos productores, acorralados por el agio y la usura, fueron el sustrato del formidable movimiento cuyo símbolo fue la figura apasionada de Ezequiel Zamora”, escribió el historiador José León Tapia, en su libro Por aquí pasó Zamora.
Una de las tres raíces
Junto al Libertador Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora forma parte de las tres raíces del proyecto revolucionario impulsado por Chávez, quien en cumplimiento de la demanda histórica retomó las banderas de la independencia nacional en 1998, luego de 152 años de la insurrección campesina dirigida por Zamora, miembro del Partido Liberal, en 1946 que vociferaba “tierra y hombres libres, elecciones populares, horror a la oligarquía”, y que tras años de resistencia impulsaría el enfrentamiento contra las fuerzas conservadoras (traidores de Bolívar) en la Guerra Federal (1859 – 1863) considerada, después de la Guerra de Independencia, como la contienda bélica más larga y sangrienta que haya asolado al país.
Es en esa guerra en la que el General del Pueblo Soberano dirige la Batalla de Santa Inés, importante contienda ocurrida el 10 de diciembre de 1859 cuando resultaron derrotadas las fuerzas conservadoras, y en la que destaca el genio estratégico militar de Zamora, quien durante la misma Guerra Federal resultó asesinado por un disparo en pleno combate en la ciudad de San Carlos, Cojedes, el 10 de enero 1860. Su muerte marcó la derrota de las fuerzas patriotas, que una vez más serían heridas por la traición.
“Zamora, en resumen, representa un ejemplo a seguir por nosotros, por nuestros jóvenes, por nuestros niños, por nuestros hombres, por nuestras mujeres, por nuestros soldados. Darlo todo por el pueblo, por la justicia social”, exaltaría Chávez en aquel homenaje a este hombre, que tal como él, fue satanizado por la prensa de su época.
En plena efervescencia revolucionaria contra el imperialismo español, en Cúa, estado Miranda, nació el 1° de febrero de 1817, Ezequiel Zamora, General del Pueblo Soberano, quien luchó por ¡Tierras y Hombres Libres!, grito y objetivo libertario de la gesta campesina por el reparto equitativo de la tierra y una sociedad más justa, fiel al sueño bolivariano de independencia, unidad y justicia por el que se libraron duras batallas en la construcción de la República tantas veces traicionada.
“Zamora nació un día como hoy en 1817, muy cerca de aquí, en Cúa, en los Valles del Tuy. Zamora, nació en plena guerra de independencia, en plena efervescencia revolucionaria”, expresaría el 1 de febrero de 2001 el comandante Hugo Chávez, frente al sarcófago del líder campesino, de quien describió —con su acostumbrada pedagogía— una breve biografía y el contexto en el que creció este venezolano,.
Es hijo de Alejandro Zamora (oficial del Ejército independentista, muerto en batalla en 1821) y de Paula Correa, medianos propietarios agropecuarios integrantes del sector social denominado Blancos de Orilla, habitantes de Cúa, un pueblo que aquella época contaba con escasa población rural, pero con mucha riqueza en su suelo, rica en grandes sembradíos, latifundios ganaderos y agrícolas. Allí se vivía la cruda desigualdad social impuesta por la Colonia.
El niño y joven Zamora recibió en los primeros años de su vida la rudimentaria instrucción que podía disponer en una zona rural que era espacio de tránsito de las luchas independentistas. El ambiente histórico social es propicio para que adquiera bien la noción del rechazo a la opresión del imperio español y las causas de las luchas por la libertad y la igualdad.
“Ahí nació Zamora en ese espacio geográfico en los Valles del Tuy que era paso obligado de tropas, de pueblos, de viajeros y de noticias desde el centro del país hacia oriente y hacia los llanos del centro”, recordaría el comandante Chávez, al rendir homenaje a este héroe de la patria, quien tras culminar sus estudios primarios se trasladaría a Caracas donde culminó su formación gracias a un abogado llamado José Manuel García, quien lo introdujo en la filosofía moderna y le dio a conocer los principios de la igualdad de los hombres y la necesidad de su aplicación en el país.
“Tenía Zamora apenas dos años cuando Bolívar lanza el Discurso de Angostura y cuando nace la Tercera República. Creció Zamora oyendo, sin duda, las noticias del triunfo de la revolución. Tenía Zamora cuatro años cuando en Carabobo se concentra el ejército y el pueblo al mando del Genio Libertador en 1821 y le da al pueblo la gran victoria de la revolución definitiva para echar de Venezuela al imperio español. Tenía Zamora trece años recién cumplidos cuando seguramente se enteró, aquel niño, que habían asesinado al Mariscal Sucre en Berruecos y estaba a punto de cumplir catorce años cuando seguramente se enteró, como el pueblo venezolano, y los jóvenes venezolanos de la muerte de Bolívar en Santa Marta y de la traición a la revolución de independencia”, de esta manera resume el líder del socialismo del siglo XXI la niñez de Zamora, en un magistral discurso en el que enalteció el legado histórico del pueblo venezolano en las batallas por la libertad y una sociedad más justa.
Zamora creció entre los campesinos que esperaban justicia y experimentó “la esperanza que tenía el pueblo en 1819, 1821, 1824, por el triunfo de (la Batalla de) Ayacucho, pero seguro que aquel niño también fue invadido por la desesperanza como invadió la desesperanza al pueblo venezolano después de la muerte de Sucre y de Bolívar y después de la fractura del sueño unitario de la Gran Colombia”, relató Chávez.
De allí la transformación de este hombre del campo venezolano en un líder que movilizó masas en contra de la oligarquía terrateniente y los traidores a la causa bolivariana, como José Antonio Páez, quien entre otros traicionó a Bolívar y dejó en el abandonó a miles de soldados que entregaron sus fuerzas a la gesta independentista y que, al término de esta, volvieron a ser sometidos por el mismo sistema colonial, con su pobreza, exclusión y racismo.
“Estos dos sectores: los que nada tenían y tanto se les había ofrecido y los pequeños y medianos productores, acorralados por el agio y la usura, fueron el sustrato del formidable movimiento cuyo símbolo fue la figura apasionada de Ezequiel Zamora”, escribió el historiador José León Tapia, en su libro Por aquí pasó Zamora.
Una de las tres raíces
Junto al Libertador Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez, Ezequiel Zamora forma parte de las tres raíces del proyecto revolucionario impulsado por Chávez, quien en cumplimiento de la demanda histórica retomó las banderas de la independencia nacional en 1998, luego de 152 años de la insurrección campesina dirigida por Zamora, miembro del Partido Liberal, en 1946 que vociferaba “tierra y hombres libres, elecciones populares, horror a la oligarquía”, y que tras años de resistencia impulsaría el enfrentamiento contra las fuerzas conservadoras (traidores de Bolívar) en la Guerra Federal (1859 – 1863) considerada, después de la Guerra de Independencia, como la contienda bélica más larga y sangrienta que haya asolado al país.
Es en esa guerra en la que el General del Pueblo Soberano dirige la Batalla de Santa Inés, importante contienda ocurrida el 10 de diciembre de 1859 cuando resultaron derrotadas las fuerzas conservadoras, y en la que destaca el genio estratégico militar de Zamora, quien durante la misma Guerra Federal resultó asesinado por un disparo en pleno combate en la ciudad de San Carlos, Cojedes, el 10 de enero 1860. Su muerte marcó la derrota de las fuerzas patriotas, que una vez más serían heridas por la traición.
“Zamora, en resumen, representa un ejemplo a seguir por nosotros, por nuestros jóvenes, por nuestros niños, por nuestros hombres, por nuestras mujeres, por nuestros soldados. Darlo todo por el pueblo, por la justicia social”, exaltaría Chávez en aquel homenaje a este hombre, que tal como él, fue satanizado por la prensa de su época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario