domingo, 9 de junio de 2013

Tablas de sangre. Los fusilados de 1956.

9 de junio de 1956 - 9 de junio de 2013.
"Además, no conviene hacer Tablas cuando se pueden cotejar con otras: antes de un año de la Revolución Libertadora en las Tablas de ésta había ya que anotar 27 fusilados... y seguir anotando hasta Vallese y la señora de Gentiluomo..."
Como siempre don Arturo Jauretche tiene algo para hacernos pensar el hoy.
Las "tablas de sangre" fueron escritas en Montevideo por José Rivera Indarte. El historiador José María Rosa afirmó que a Rivera, una firma inglesa radicada por entonces en la capital de Uruguay, le había ofrecido a pagarle un penique por cada cadáver que atribuyese a Rosas. Las Tablas de Sangre contabilizaron 480 muertos, con lo cual Rivera embolsó 480 peniques lo que le significaron 2 libras esterlinas.
Pero Rivera, no conforme con eso, tal vez como el tiburón que percibe sangre y busca más, agregó (como "la yapa")  su frase "ES ACCIÓN SANTA MATAR A ROSAS". Rivera imaginó nuevas situaciones que agregó en un apéndice del libro donde relató que Manuelita Rosas habría presentado en un plato "a sus convidados, como manjar delicioso, las orejas saladas de un prisionero... Rosas ha acusado calumniosamente a su respetable madre de adulterio... ha ido hasta la fecha en que yacía moribundo su pdre a insultarlo... Es culpable de torpe y escandaloso incesto con su hija Manuelita, a la que ha corrompido...!"
Hasta aquí, en esto de crear tablas de sangre, actos violentos de todo tipo... y de abonar la acción de eliminar a mandatari@s...   cualquier parecido con la acción de los medios hegemónicos contra el gobierno nacional es pura concidencia.
Pero volvamos a Jauretche, que siga él con su inconfundible estilo esta zonzera (pues de eso se trata, de la número 39) "El contenido de la yapa sirve, en su grosera  inverosimilitud, para juzgar del inventario de los finados. Lo que no quiere decir que Rosas no hiciera lo suyo, como lo hacían los unitarios que habían empezado con Dorrego. Y en un momento en que sus enemigos se aliaban con el extranjero y la situación era de guerra internacional.
Después de la "segunda tiranía" no se han escrito Tablas de Sangre. Es que en doce años no se puede salir de tres nombres, que con los obreros Aguirre y Núñez, y el Dr. Ingalinella; la escasez de mercadería obliga a preferir imputaciones más indeterminadas. También se suelen incorporar a éstos algunos de las víctimas producidas en la campaña electoral de 1946 y en los pródromos de ella, olvidando que son muchos más los que cayeron del otro lado. Así se le ha dado a una calle el nombre de Salmún Feijoo, un joven caído en un tumulto como consecuencia de una bala perdiad. ¡Y ya se sabe la siniestra puntería que tienen las balas perdidas!" Siempre encuentran un inocente como cabeza de turco.
Además, no conviene hacer Tablas cuando se pueden cotejar con otras: antes de un año de la Revolución Libertadora en las Tablas de ésta había ya que anotar 27 fusilados... y seguir anotando hasta Vallese y la señora de Gentiluomo.
Eso sí, aquí pasa como con lo de jóvenes y muchachones, y hay muertos de primera y muertos de segunda, cosa que también sucede con las prisiones. Un día de detención de doña Victoria Ocampo, se cotiza más alto que meses y meses de detención de centenares de mujeres obreras."
A un año de la Libertadora había muchos más muertos que las Tablas de Rivera. El tendal que quedó en la Plaza de la FUSILADORA... ninguneados, olvidados, malditos...

Es que, parafraseando a John William Cooke, en un país gobernado por las oligarquías, ellos manejaron (manipulando) los "diccionarios", los significantes y sus significados, los contenidos, la información...
cuando el pueblo "se aviva", o diciéndolo como Jauretche "cuando el zonzo analiza la zonzera, deja de ser zonzo" ahí les agarra nuevamente la premura por volver a las tablas... y piden sangre.

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