viernes, 12 de noviembre de 2010

AGENTE NARANJA


Volvió una noche, no la esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve pena de recordarle
su felonía y su crueldad.


Volvió esta mezcla de herbicidas hormonales usado como defoliante por el ejército opositor A en la Guerra de Clarin.
Después de las vacaciones (de esas vacaciones que tanto se quejó de no haberlas podido tomar con tranquilidad por culpa de este gobierno!) en un SPA (tan luego ella que integra el ejército de los que critican carteras y zapatos presidenciales...), volvió y abrió la boca.
No se banca que el apoyo al gobierno haya crecido, ni el apoyo demostrado ante la muerte de Néstor Kirchner, mucho menos puede digerir que Cristina Fernández esté en Seoul cumpliendo una labor destacada. Carrió es como los chicos que quieren llamar la atención y se portan mal, sólo que en su caso "portarse mal" implica joder al país, joder a todos los argentinos y argentinas, "Ponerlos a parir".
La acción del agente naranaja es tan nociva como la de este agente de los intereses hegemónicos. Defoliante. Es capaz de derribar el templo con ella dentro con tal de destruir todo.
Pero ya ni en las propias filas del grupo A le bancan sus mentiras.
Sin ir más lejos, esta mañana en el programa de Liliana López Foresi la diputada por el PRO Laura Alonso la dejó como lo que es: una mentirosa, acostumbrada a tirar denuncias que nunca prueba, a vaticinar cosas que nunca ocurren, a ensuciar lo que no puede construir. Y la conminó a presentar ante la Comisión respectiva las pruebas de todo lo que denuncia.
Quedó desnuda, como en aquel viejo cuento del emperador al que le habían hecho creer que llevaba un traje nuevo tejido con hilos de oro, invisible para los tontos... y el tonto se lo creyó mientras caminaba con el culo al aire.

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