Cnel.Bernardo Alberte |
Cada vez que se mata a un
militante hay un mensaje que se silencia, cuando estos asesinatos son los
primeros de una etapa, cuando las organizaciones criminales eligen a su primera
victima, buscan en ella el sentido simbólico de aquello que quieren destruir.
Por eso no puede sorprender que el entonces Tcnel. Bernardo Alberte haya sido la
primera victima del proceso militar.
A treinta y siete años de su
asesinato y a modo de homenaje a él y a todos los compañeros caídos por la
liberación de nuestra Patria deseo compartir dos documentos históricos, sin
antes gritarles a los asesinos que no los perdonamos, que no nos reconciliamos y
exigimos castigo y cárcel común para todos ellos.
El asesinato del coronel Bernardo
Alberte en la madrugada del 24 de marzo de 1976, a dos horas de
iniciado el golpe de Estado, es el trágico símbolo de la hora cero del genocidio
ejecutado por Videla y sus secuaces, con la complicidad civil de la oligarquía
empresaria ligada a Martínez de Hoz y la mayoría de la jerárquia de
la Iglesia
Católica.
Julio Troxler |
Las características del crimen que aún
hoy, 37 años después, conmueven a quien sabe de él por primera vez – mi padre fue arrojado vivo al vacío
desde la ventana del sexto piso de
su domicilio, la comisión autora del crimen estaba integrada por fuerzas
militares al mando del entonces coronel Oscar Enrique Guerrero - y sorprende
también, por haber sido Alberte, un destacado oficial del Ejército
Sanmartiniano, quien, si bien combatió a las dictaduras militares, sufrió
cárceles y persecuciones, la expulsión del ejercito, el exilio tras el
derrocamiento del General Perón en 1955, al regresar el peronismo al gobierno en
1973 fue reincorporado al Ejército y era por lo tanto, un camarada de armas de
sus asesinos.
Desde luego que mi padre murió conciente
del abismo que había entre las ideas que él defendía –
su familia distribuyo su premonitoria carta abierta a Videla escrita
horas antes del golpe - y los intereses espurios que custodiaban el jefe
golpista y los entonces coroneles Carlos Alberto Martínez, Jorge Eugenio
O’Higgins y Oscar Enrique Guerrero, futuros generales de la dictadura, el
primero hoy procesado por el homicidio de Alberte y los segundos pendientes de
serlo.
José A.Martínez de Hoz y Jorge Rafael Videla |
Una gran enseñanza de aquella época es
frecuentemente soslayada: a los golpistas les resultó muy fácil tomar el
gobierno porque quienes lo ejercían hasta el 24 de marzo, ya les habían
concedido buena parte del poder material – primero el de arrasar la provincia de
Tucumán y luego, tras entregarles la jefatura del Ejército, el de ‘aniquilar a
la subversión’ en todo el país. Además, en cuanto al empleo del lenguaje oficial
para justificar las características de la represión nos costaría encontrar
diferencias - la “serpiente roja del Paraná” de la Presidente
Martínez en el otoño de 1975 - es casi insuperable, de esta
forma justificaban la represión militar y policial de Villa Constitución para
cortar el proceso combativo que se había producido en la localidad alrededor de
los trabajadores de la planta siderúrgica de la empresa Acindar. El futuro
ministro de Economía de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz era presidente
del directorio de la acerera. La
represión a los obreros dejo un
saldo de miles de despedidos, cientos de presos y decenas de torturados y
desaparecidos, se les aplicó la ley antisubversiva, equiparando a los gremios
combativos con las organizaciones guerrilleras.
Silvio Frondizi |
Esto sin contar que tampoco difirió por
sus hechos el accionar de la
Triple A y por su lenguaje fue igual o peor –
“Troxler (Julio) murió por bolche y mal argentino. Ya van cinco y seguirán
cayendo los zurdos”; “Silvio Frondizi (…) Murió como mueren los traidores (…)
Mueran los bolches asesinos. AAA – Comando Tres Armas”. Son palabras de
setiembre de 1974, durante el apogeo de la Alianza
Anticomunista Argentina bajo el gobierno de Isabel Martínez y
el comando de José López Rega, “el poder detrás del trono”.
Hay demasiados cabos sueltos de aquel
período. Se sabe y surge de los hechos que tras la caída en desgracia de López
Rega en julio de 1975, la
Triple A
fue puesta bajo “control operacional” del Ejército. Y según la denuncia
del oficial de la
Policía Federal Peregrino Fernández del año
1982, el enlace entre la
Triple A y el Ejército fue el militar Mohamed
Alí Seineldín, quien nunca lo desmintió. Pero no se sabe qué autoridades
participaron en semejante resolución bajo el gobierno constitucional.
Alte.Massera - Isabel Martínez |
La Corriente
Peronista 26 de Julio fundada por mi padre en 1975 fue blanco
de la Triple
A en las semanas previas al 24 de marzo. El local porteño de
Rivadavia 764 lugar donde funcionaba la corriente fue atacado. Hubo compañeros secuestrados y luego
liberados. Alberte eludió un intento de secuestro el 12 de marzo, un día antes
otro integrante de la corriente el compañero Máximo Augusto Altieri desaparece,
mi padre sale decidido a encontrarlo, intenta hacer un canje con sus
secuestradores a la postre sus asesinos, y escribe una carta abierta a la triple
A, ofreciéndose como canje. El día 20 de marzo logra encontrarlo masacrado en la
morgue del cementerio de Avellaneda a punto de ser enterrado como N.N. El
hallazgo del cuerpo de Máximo
Altieri conmovió profundamente a mi
padre y lo decidió a escribir su memorable carta abierta a Videla, donde lo
responsabilizaba por su complicidad
sobre la represión ilegal que se abatía sobre nuestro país y le advertía
del error histórico que cometerían las F.F.A.A. de realizar un nuevo golpe
militar.
Bernardo Alberte, mi padre junto a miles de
compañeros no fueron derrotados, fueron asesinados por fuerzas antinacionales,
murió por ser impulsor y participe activo de una revolución, lo asesinaron
porque comprendió la realidad e intento modificarla. Hoy estos arquetipos
aparecen como símbolos presentes a los que hay que imitar.
Alberte, fue un militante revolucionario
que supo combinar la teoría política con la dignidad de una práctica
revolucionaria, que no dudo en sostener con su propia vida a pesar de que tanto
la amaba.
José López Rega - Isabel Martínez |
Cada vez que se mata a un
militante hay un mensaje que se silencia, cuando estos asesinatos son los
primeros de una etapa, cuando las organizaciones criminales eligen a su primera
victima, buscan en ella el sentido simbólico de aquello que quieren destruir.
Por eso no puede sorprender que el entonces Tcnel. Bernardo Alberte haya sido la
primera victima del proceso militar.
A treinta y siete años de su
asesinato y a modo de homenaje a él y a todos los compañeros caídos por la
liberación de nuestra Patria deseo compartir dos documentos históricos, sin
antes gritarles a los asesinos que no los perdonamos, que no nos reconciliamos y
exigimos castigo y cárcel común para todos ellos.
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En la
madrugada del 24 de marzo de l976 era asesinado por fuerzas combinadas del
ejército y policiales, el Tcnel. (R.E.) Bernardo Alberte; horas antes había
terminado de escribir esta carta donde denunciaba la represión ilegal y la
complicidad de las F.F.A.A.
Al Sr. Teniente
General
D. Jorge Rafael
Videla
Comandante General del
Ejército
S
/
D
1.- El día
20-III-76,
a las 20 horas, un grupo armado intento secuestrarme, en
mis oficinas de la calle Rivadavia 764, 1º, con el aparente propósito de
asesinarme. Acababa de retirarme del lugar elegido por esa banda armada unos
minutos antes, lo que me permitió observar el operativo desde la calle, así como
el gran despliegue de elementos materiales y humanos utilizados.-
2.- La observación
personal de los hechos me permite asegurar a Ud. que se trataban de efectivos de
seguridad, que luego de detener a tres personas que se encontraban en las
citadas oficinas, esposarlas, vendarle los ojos y cargarlas en los vehículos, se
desplazaron velozmente por la calle Rivadavia hacia el oeste, sin poder
seguirlos, por no poder disponer de vehiculo propio en ese momento. El
desplazamiento se produjo con los acostumbrados toques de sirena de los
vehículos policiales.-
3.- El día anterior en
un operativo vinculado con el ya descripto fue secuestrado y luego asesinado el
joven peronista Máximo Augusto Altieri.-
4.- En las citadas oficinas
desarrollo actividades políticas vinculadas al Movimiento Peronista, formando
parte de la
Corriente Peronista “26 de Julio” cuyo ideario
surge de la documentación que adjunto.-
5.- La presente denuncia
formal y escrita la presento en esta oportunidad luego de haber agotado todos
los medios para averiguar el paradero del joven Altieri, vivo, lo que conseguí,
pero muerto el día sábado 20, después de gestiones infructuosas realizadas en
ese Comando General; en el
Ministerio del Interior y a través de vinculaciones personales con
camaradas relacionados con los Servicios de Informaciones.-
6.- La búsqueda personal
realizada junto a su padre, fue facilitada por compañeros peronistas de
la
Municipalidad de Avellaneda y por personal policial de
la Comisaría
1ª. de esa ciudad, lo que me permitió hallarlo acribillado a balazos en la
morgue del cementerio de Avellaneda, sin identificar, en avanzado estado de
descomposición, con el vientre abierto y con las vísceras al aire. El cadáver
era un simple N.N., a los cuatro días de haber sido encontrado por la policía de
Tristan Suárez, en su jurisdicción, habiendo fallado en él el método eficaz y
habitual de identificación sin causa justificada.
7.- Es muy probable que si
no hubiera mediado la decisión de encontrarlo y la colaboración del personal
descripto hubiera desaparecido toda posibilidad de que sus familiares ejercieran
el derecho de darle sepultura cristiana.-
Estos son los hechos que informo al Sr.
Comandante General, pero que como información sintética y descripción objetiva,
no tiene mucha importancia dentro de todo el contexto de violencia que
caracteriza la situación política argentina, si no va acompañada de una
apreciación que me siento con el derecho de hacer y con la obligación de
señalar, por mi condición de Jefe retirado de las F.F. A.A., cuya trayectoria
dentro de la
Institución el Sr. Comandante General conoce bien; por mi
actuación política dentro del Movimiento Peronista, donde ocupe la mas alta
jerarquía dentro del país durante parte del exilio del General Perón y por la
militancia política que continuo realizando dentro del movimiento mayoritario,
lo que me confiere, por lo menos, la experiencia que muchos necesitan para
acceder a una realidad que se les escapa y que los supera, lo que es grave
cuando ello le ocurre a quienes tienen la responsabilidad de asumirla,
comprenderla y conducirla con acierto.-
En mis apreciaciones el Sr. Comandante
encontraría excesos si no aclarara que me siento en condiciones de dirigirme a
Ud., no con mis simples atributos de oficial retirado de las F.F.A.A., que me
subordinarían y me limitarían, y por consiguiente, harían de mis consideraciones
una formal, simple e insuficiente apreciación que carecería de valor.-
Sin dejar de expresarle a Ud. el respeto
que me merecen ciertas jerarquías, puedo asegurarle que la vida me ha enseñado a
superarlas a todas, cuando de la necesidad de expresar el pensamiento se
refiere. Esa fue mi norma, aun desde joven oficial; frente a Generales de la
envergadura inigualada del General Juan D. Perón; frente a políticos y
militantes; frente a los hechos simples y los más graves.-
Esto me lo enseño la vida que transite
como joven y como viejo como pobre y como rico; como obrero y como patrón; como
militar y como civil; como jefe y como subordinado; como subversivo y como
político; como libre y como preso;como perseguido, como prófugo, como exiliado,
como peronista.-
Sin duda avanzamos hacia un
enfrentamiento hacia el que se nos quiere llevar gradualmente con falsas
opciones y manejando falsos valores y alarma observar la ligereza y hasta la
irresponsabilidad con que ciertas personas y ciertos sectores que tienen poder,
poder transitorio, alientan el enfrentamiento con hechos o con
palabras.-
Y apuntando con este concepto a nuestros
camaradas de las F.F.A.A. inquieta escucharlos en sus discursos fúnebres, por
ejemplo, cuando ante sus muertos pareciera que quieren superar con palabras
posturas que deben asumir con hechos silenciosos y positivos. Yo también tengo
esa experiencia de discursos fúnebres. Hable en homenajes ante nuestros obreros
y militantes muertos y también ante camaradas fusilados por otros camaradas, y
comprendo ahora que no alcanzan las palabras, ni los discursos, ni las oraciones
fúnebres ni las homilías de nuestros santos pastores de la Iglesia, para ocultar las
causas que generan la violencia que esta entre nosotros desde hace mucho
tiempo.-
Reconozco que el que utiliza un muerto,
su muerto, para desahogar su “bronca” por la injusticia de esa muerte, tiene
derecho a hacerlo. Pero si siguiéramos en esa puja de exaltar a nuestros
muertos,
¿ Quien tiene más
derecho ?
- Aquel que tuvo la
oportunidad de asistirlo y por lo menos, tocarlo aun caliente y desangrándose, o
verlo recién “acicalado” por la funeraria, preparado para el homenaje y para
transitar “limpio” hacia la gloria.
- O aquel que tiene que
recogerlo sucio de un zanjon o de un pastizal, acribillado salvajemente;
indefenso y maniatado, torturado y vendado sus ojos, en alto grado de
descomposición, como dicen las autopsias, o como decimos nosotros, podrido y en
condiciones de ser ya comida de gusanos ?.-
Este es el destino de muchos de nuestros
militantes y de nuestros obreros. ¿
Puede algún Coronel o algún General, asumir alguna vez, con su discurso, una
tragedia como esta ?. Le ahorro la respuesta : no lo haga. Yo ya no lo hago más.
No bastan ni sirven las palabras para evitarla.-
¿
Que nos pasa a los
argentinos ? cuando aceptamos clasificar a los muertos en “deseables” o “
indeseables”; cuando nos acostumbramos y hasta toleramos y propiciamos los
excesos del poder, cuando renunciamos al debate y aceptamos que los detentadores
de ese poder puedan considerar que en todo caso sus excesos puedan encuadrarse
jurídicamente en figuras como “excesos de defensa” u otros inventos; cuando
negamos por boca de Generales de la Nación la democracia, con el argumento de que se
podría propiciar un “gobierno ateo, materialista y totalitario”
?.-
Con estos conceptos no pretendemos
enjuiciar a las F.F.A.A., porque no somos jueces y si lo fuéramos no tendríamos
el poder para hacer cumplir la justicia. Solamente, hacer reflexiones que
permitan comprender la necesidad de la autocrítica, que no se observa en la
severidad de los pronunciamientos militares que ya es costumbre repetida
escuchar.-
Nosotros no consideramos a las F.F.A,A.
como una institución poseedora de valores inmutables, sino como una institución
humana que actúa para bien o para mal, de acuerdo a los hombres que
circunstancialmente las dirigen. No son mejores ni peores que los hombres que la
componen, y por consiguiente, no existe la continuidad histórica que iguala a
todos los militares a través del tiempo con un mismo sello de excelencia,
desinterés o patriotismo; tampoco el merito de una época alcanza a los
protagonistas de otra, salvo que la revaliden con su propia conducta. Y lo mismo
en lo que atañe a conductas infamantes. Los meritos de San Martín no apañan a
Quaranta, ni Fernández Suárez infama a Belgrano, a Dorrego o a Guemes. Podemos admirar al Almte Browm y
negar al mismo tiempo a Rojas y a Benigno Varela. Podemos sentirnos deudores y
herederos de tantos milicos que regaron con su sangre el suelo de América y de
la Patria y no
por ello atenuar nuestro juicio sobre los oficiales cómplices, ejecutores y
consentidores de vejámenes y torturas.-
Sin duda este es un criterio antagónico
con el que sustentan muchos militares que tienen un extraño concepto de su
parentesco con la historia y con la gloria. Pero es claro, y si se lo recalca
así tan crudamente, es para evitar que se sigan cultivando prejuicios
indiscriminados de un patriotismo que luego la historia nos revela como
falso.
Es que los argentinos tenemos una
ingrata experiencia acumulada en este siglo. Cuando con el argumento siempre
esgrimido y ahora repetido, de la necesidad de defender “un estilo de vida”, nuestro
estilo de vida, el Ejercito protagonizo como represor la historia de la
“Patagonia trágica” y los obreros lo hicieron como mártires; cuando desde
aviones navales con tripulación también de políticos se bombardeo al Pueblo en
la Plaza de
Mayo; cuando se fusilo en la
Penitenciaria Nacional; en José León Suárez y
en Campo de Mayo; cuando se fusilo en Trelew; cuando militares intervinieron en
la profanación del cadáver de Evita, cuando el Ejercito en un gran operativo
pretendió impedir el reencuentro del Pueblo con su líder; cuando representantes
de las tres armas concurren a convocatorias de lo mas representativo de las
empresas “lideres” y lo mas rancio de los terratenientes y ganaderos, para
considerar la situación económica nacional y formular criticas al gobierno, sin
asumir las propias, etc., la preocupación se apodera de los sectores populares,
especialmente cuando se anuncia que el Ejercito intervendrá en la “subversión en
las fabricas”, lugar de trabajo de nuestros obreros y nada se dice de hacerlo en
las empresas, lugar de expoliación del país y del patrimonio
nacional.-
La situación es seria y también
dramática, no solo para los trabajadores, sino también para las propias
F.F.A.A., impulsadas a avanzar en un terreno, donde por plano inclinado serán
llevadas a sustituir a las policías de los ambientes fabriles, hasta ahora
privadas, y a ser custodios de los intereses de una de las partes, precisamente
la menos indicada para representar el interés general.-
A todas estas reflexiones dan lugar los
7 puntos primeros de esta nota, que describen una situación
concreta.-
Si a ello agregamos que bandas armadas
se desplazan por la
Capital de la Republica y por los centros poblados, sin
respuesta alguna de las fuerzas encargadas del orden y sin que las autoridades
responsables (en este caso el Jefe de la Policía Federal)
tomen conocimiento, el problema es mas grave, no porque supongamos que el
General jefe de esa policía no quisiera impedirlo, sino porque no puede : los
hechos y las cosas lo superan.-
Si además, en las averiguaciones del
paradero del joven Altieri y en otras realizadas, comprobamos que su caso no es
el único, que las morgues renuevan diariamente sus depósitos de cadáveres
acribillados y que los órganos de seguridad no se asombran, de ningún modo, sino
que lo aceptan como común y normal, comprendemos que el pesimismo sobre la
verdadera y grave responsabilidad y misión de las fuerzas del orden se ha
apoderado de ellas, en el mejor de los casos, pues hay otros en que se las puede
suponer cómplices de esas matanzas.-
Si escuchamos decir a funcionarios
policiales que el joven Altieri ha sido “ajusticiado”, comprobamos a que nivel
llego el respeto por el concepto de la
justicia, a cuyo servicios ellos deber estar.-
Todos estos hechos se han producido en
el ámbito con el que ese Comando en Jefe esta relacionado, por la función que ha
asumido y es por ello que lo pongo en su conocimiento.-
Solamente y como colorario de todo esto
corresponde hacer una ultima reflexión. Frente al concepto ya asentado de la
inhabilidad de las F.F.A.A. para el ejercicio del poder político, experimentado
en tres desgraciadas oportunidades en lo que va de este siglo, comienza ya a
extenderse en la opinión publica el mismo concepto, pero en funciones que
parecieran mas especificas de esas fuerzas: la del mantenimiento del orden y de
la seguridad de las personas, a cuyo servicio han puesto ya oficiales en
actividad.-
Por ultimo hago saber al Sr. Comandante
General que denuncias similares sobre el hecho a que da lugar esta, han sido
formuladas ante instituciones políticas, de la Iglesia, empresarias,
obreras y profesionales, donde a cada una se le hace conocer nuestro pensamiento
sobre las responsabilidades de cada una.-
Saludo al Sr. Comandante General
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*A la Triple A
El
12-III-76
a las 20:00 horas un grupo de esa organización terrorista
realizo un operativo para secuestrarme y probablemente asesinarme, no hallándome
en el lugar elegido.
El día anterior fue
secuestrado, también por esa organización el compañero peronista Máximo Augusto
Altieri, que aun no ha aparecido.
Ante la posibilidad de que
este último secuestro tenga alguna relación con el primer intento mencionado y
para evitar que caigan otros peronistas relacionados con mi militancia propongo
el canje del compañero Altieri por mí.
Para facilitar la operación
informo que en mi lugar de trabajo habitual y en mi residencia, cuya dirección
uds. conocen, me encontraran habitualmente.
Como única condición impongo
que en el enfrentamiento que inevitablemente ocurrirá extrememos las medidas
para impedir que caigan inocentes o personas desvinculadas con el antagonismo
que existe entre nosotros.
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