domingo, 18 de julio de 2010
RODOLFO WALSH: EL CASO SATANOWSKY SE REPITE AÑOS DESPUÉS EN EL CASO CLARIN-PAPEL PRENSA
He aquí el planteo de los hechos expuestos de forma sintética. Para más datos habrán de dirigirse al libro cuyos datos figuran al final de la cita del capítulo "Los Hechos. Los panqueques".
Hay también una aclaración sobre quién fue Cortejarena, uno de los propietarios de La Razón.
Pero fundamentalmente, al final, hay algunas consideraciones sobre los paralelos existentes entre la apropiación que hizo el gobierno de la FUSI-"libertadora" del mencionado diario, contando con la participación activa del, por entonces, director de Clarín, Roberto Noble.
Ya practicaba por aquellos años lo dos décadas después sería el despojo de Papel Prensa...
Marcos Satanowsky era el abogado que llevaba adelante los pleitos del diario La Razón. En 1955, el gobierno de “la fusiladota” (expresión de Walsh) se apropiaba del diario porque lo consideraba uno de los bienes de Perón, exhibiendo como prueba una fotocopia del comprobante por el cual Miguel Miranda había comprado las acciones del diario y las había regalado a Eva Perón. Satanowsky lo niega.
El pleito por el diario La Razón involucra diversos intereses:
a) el Dr. Eduardo Busso, abogado de monopolios internaciones, ministro del interior de dos gobiernos provisionales y cuñado de Roberto Noble, por entonces director del diario Clarín. Cuando Lonardi intentó restituir los diarios a sus antiguos dueños, Busso se opuso, y a poco caería Lonardi.
b) Un diputado radical -Santiago Nudelman- se reunió con un señor Carpinacci para hablar de la publicación de un diario que mantuviera los principios de la revolución “Libertadora” el cual se editaría en los talleres de La Razón. Finalmente, Nudelman se quedó con el diario Crítica.
c) Carpinacci insistió con La Razón y en 1956 escribía al almirante Rial expresando que presentaba una oferta por La Razón (que por entonces tenia una valor estimado de 645 millones de pesos, 43 veces más del valor declarado por el diario). Carpinacci era un delincuente que llegó a trabajar para la SIDE.
d) Por otra parte el Gral. Cuaranta era otro interesado en quedarse con el diario. Cuarante llegó a jefe de la SIDE. Walsh realiza en uno de los capítulos del libro una semblanza de este “general”
e) Otro interesado en comprar el diario que aparecen en medio de este drama, fue Héctor Salís –quien era amigo y hombre de confianza de Roberto Noble, director de Clarín-. Dice Walsh que “la Cámara de Apelaciones integrada por Enrique Ramos Mejía, Ambrosio Romero Carranza y Hernán Juárez Peñalva habían dictaminado que ´las tratativas para obtener la venta de acciones del diario La Razón formaron parte de una operación seria y no de una maniobra con perfiles delictuosos´y en consecuencia sobreseyó definitivamente a Héctor Salis Atilio Carpinacci. Dediqué tres notas a transcribir las conversaciones grabadas a Salís y Peralta Ramos: cada frase una amenaza, cada párrafo una extorsión. Como respondiendo, Clarí del 29 de agosto publicó el fallo de la Cámara bajo el título ´Serias Tratativas para Comprar un Diario´. Ya trabajaba allí Héctor Salís. Más adelante señala que Cuaranta, cuando se fue conociendo su participación en los hechos, abandona el país como embajador en Bélgica pero antes escribe admitiendo que la causa del crimen de Satanowsky “podía estar en La Razón y para que no quedaran dudas, dejó un papel de su puño y letra, que decia textualmente “Héctor Salís. Trabaja en Clarín. Lo protege Noble”. Porque cuando la expropiación del diario fracasó, y también fracasó la vía judicial y el chantaje de Salís y Carpinacci a los dueños del diario La Razón, le tocó el turno a la SIDE de remover el principal obstáculo: Satanowsky.
"1. LOS HECHOS.
LOS PANQUEQUES.
Para muchos el 20 de setiembre de 1955 es un día perdido en la memoria. Otros, que lo vivieron con entusiasmo, lo recuerdan con vergüenza. En la historia del peronismo señala el comienzo del exilio la proscripción: a las 10 de la mañana el general Perón subió a bordo de la cañonera Paraguay anclada en el puerto de Buenos Aires a la vista de la flota sublevada que un día antes amenazó bombardear la ciudad aun caía esa lluvia que pudo parecer interminable y que para el escritor Borges simbolizó una especie de purificación moral, cuando un emisario del fugitivo gobernador Aloé recorría la ciudad caótica con una extraña misión: entregar a quien quisiera recibirlas el equivalente a 20 millones de dólares en acciones del diario La Razón.
Nadie quiso aceptarlas, ni las reparticiones de un gobierno en disolución, ni la CGT prudente y burocrática, hasta que llegaron a manos del administrador y el síndico del diario, representantes de un directorio fantasma, y luego a poder de su director nominal, Ricardo Peralta Ramos.
El diario fue fundado en 1905 por José Cortejarena (1), a cuya muerte lo heredó su mujer, Helvecia Antonini y de ella sus hijos María Carlota, Josefina, Raquel, Carlos, Haydeé .
María Carlota se casó con Ricardo Peralta Ramos, nacido en 1903, que en 1927 en un modesto vista de aduana, pero diez años después se las había ingeniado para convertirse en director y principal accionista. Una resolución judicial de 1958 (la que puso fin a la interdicción del diario) sintetiza lo ocurrido durante el peronismo:
“En 1946 –dice- los accionistas de La Razón entregaron la totalidad del paquete accionario al señor Miguel Miranda quien dio un cheque por tres millones y medio de pesos, el cual, a su vez, las puso en manos de doña María Eva Duarte. Luego de fallecida Evita se ignora a quién fueron a parar. Producido el movimiento revolucionario del 16 de setiembre de 1955 el señor Caldumbide, presidente de la sociedad anónima ALEA; restituyó el indicado paquete a los señores Roberto Vigliano y Amado Bustamante, síndico y administrador de la empresa, razón por la cual dichas acciones se encuentran actualmente en poder de los accionistas reclamantes”.
El gobierno surgido del golpe de setiembre sostuvo que esa entrega de las acciones a cambio del cheque de Miranda fue en realidad una venta. O para decirlo en los términos de la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial: “La operación de venta de la totalidad de las acciones de la empresa La Razón S.A., fue una venta real, acabada y completa”.
La tesis de la Libertadora era que todos los bienes del peronismo debían ser expropiados, y entre ellos La Razón. El decreto S93 del 29 de setiembre de 1955 intervino la empresa a fin de investigar “el origen y estado de los capitales que la forman”. El 9 de diciembre, por decreto 5148 y considerando “que uno de los fines determinante de la Revolución Nacional Libertadora es el de restituir a la Nación todos los bienes materiales e inmateriales (sic) de que fue desposeída”, el presidente Aramburu dispuso la interdicción general de bienes de unas cuatrocientas personas y sociedades. Entre esas personas figuraba, junto a Juan Domingo Perón, el señor Ricardo Peralta Ramos. El 26 de diciembre otro decreto, 6911, incluyó a La razón entre las empresas interdictas.
No era un secreto que La Razón formaba parte de la cadena de diarios, revistas y radios que el gobierno peronista empezó a forjar en 1946 y que alcanzó su máxima expansión en 1952, impulsada primero por Miguel Miranda y luego por el mayor Aloé. El Libro Negro de la Segunda Tiranía, pintoresco título que lleva el Informe de la Comisión Nacional de Investigaciones creada por el gobierno de Aramburu-Rojos, incluye en la cadena a Democracia, El Laborista, Noticias Gráficas, El Mundo, Crítica, La Época, La Razón, otros 20 diarios y revistas, 40 radios, dos agencias noticiosas y unas 15 imprentas. Y en el caso de La Razón aclara: “Con posesión del cien por cien de las acciones”:
Una década más tarde, en su Historia del Peronismo, Hugo Gambini señala: “Al terminar los primeros seis años de Gobierno … El Mundo, La Razón, Crítica y Noticias Gráficas se habían incorporado a la cadena de diarios oficialistas: La Prensa, expropiada, pertenecía a la Confederación General del Trabajo, y Clarín se había amoldado a la nueva situación”: Más adelante agrega: “La Llave maestra que ponía en funcionamiento a la organización empresaria se llamaba Alea S.A., en cuyos talleres gráficos se imprimían casi todos los diarios” (Primera Plana, 21 de febrero de 1967).
Fuentes peronistas coinciden en que Peralta Ramos había vendido el diario a Miranda. El 10 de de octubre de 1955 la revista De Frente, dirigida por John William Cooke, primer delegado de Perón y coordinador de la Resistencia, aportaba los siguientes datos:
“El señor Peralta Ramos sostiene que nunca vendió acciones de La Razón, reivindicando el papel de víctima despojada de un diario de su exclsuvia pertenencia … (Peralta Ramos) obtuvo una gruesa suma del fenecido Instituto Movilizador, algo así como 5.000.000 de pesos entregando en caución debentures que no pasaban más allá de un valor simbólico. Cuando el Banco Central fue nacionalizado y el Instituto fue absorbido por aquél, funcionarios del gobierno entraron en posesión de esos papeles …. Miranda estaba en plena tarea para constituir el imperio periodístico. Así que envió los debentures a la Bolsa y sus personeros los compraron inmediatamente. De esa manera se apropió del control de La Razón y forjó con ella uno de los eslabones de la cadena”:
Una semana después De Frente divulgaba una amena biografía de Peralta Ramos:
“El señor Ricardo Peralta Ramos es otro víctima de la dictara, mártir de la libertad de prensa y director del panqueque La Razón, que va dorándose a fuerza de vueltas …. Claro que el martirologio de Peralta viene de más lejos … cuando Justo le impuso un préstamos de 5 millones de pesos, con el convencimiento de no devolución. La Razón demostró día a día cómo la política entreguista de Justo era una bendición para el país; cómo las concesiones vigorizaban a la Nación y –muy particularmente- cómo el fraude era la quintaesencia de la democracia dinámica … Cayó Justo y La Razón, con toda valentía, reveló lo funesto que había sido su gobierno para la provincia de Buenos Airs. En seguida le llegaría el turno a Ortíz”.
Semejante versatilidad no se detenía en fronteras. Franquista en 1936, hitlerista en 1939, recién en 1940 “encontró Peralta su verdadero camino convirtiéndose en furioso y súbito aliadófilo, es decir, supercampeón de las libertades en general y de la libertad de prensa en particular”.
No menos fulminante fue el tránsito del peronismo al antiperonismo. El 20 de setiembre de 1955 frente a esas acciones que le devolvía el azar, Peralta Ramos hizo una opción que iba a durar 18 años.
No era el único. La familia Botana movía cielo y tierra tratando de explicar que a ella también la habían “obligado” a vender Crítica, lo mismo que José Agusti que además del dinero por la venta de Noticias Gráficas obtuvo el cargo de embajador en Moscú, hasta el peronista de la primera hora Eduardo Colom, reclamaba tímidamente la devolución de La Época.
Militares y doctores de la Libertadora, que se consideraban capaces de hacer gorilismo sin ayuda, rechazaron esas pretensiones, y en particular las de Peralta Ramos, que a fines de 1955 era parte en tres pleitos:
1. mediante denuncia de la Comisión Investigadora Nº 7 se lo procesó por retención indebida de las acciones que devolvió Caldumbide y fue momentáneamente a la cárcel. El proceso, caratulado defraudación y falsedad en instrumento público, se ventiló ante el juez Franklin Kent.
2. la interdicción de los bienes del diario se tramitó inicialmente en la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial y pasó luego a la justicia ordinaria.
3. La Razón S.A. inició interdicto de despojo contra el gobierno. Es decir, Peralta Ramos reclamaba la devolución del diario.
Fue el único de los editores “despojados” que logró la plena restitución de su empresa. El abogado que lo patrocinó en los tres juicios y que los ganó después demuerto se llamaba Marcos Satanowsky". RODOLFO WALSH: EL CASO SATANOWSKY, Buenos AIres: Ediciones De La FLor, 1973.
Como dije anteriormente, hay muchas cuestiones que podrás vos lector inferir y encontrarás ¿parecidos o copia? con la "compra" de Papel Prensa.
Sólo confrontaré lo siguiente:
En 1976, a través de testaferros, Graiver controlaba la totalidad de Papel Prensa. Poco después moriría en un confuso accidente de un vuelo privado entre Nueva York-Acapulco. Lidia, la viuda de Graiver fue "convencida" (mediante tortura y extorsión) para que firmara el preboleto de venta. El acto de firma se llevó a cabo en las instalaciones del Diario La Nación, calle Florida entre Corrientes y Sarmiento, en el despacho del Dr. Bartolomé Mitre, y se encontraban presentes: Patricio Peralta Ramos de La Razón y Héctor Magnetto de Clarín,y también como invitado Máximo Gainza Castro de La Prensa. El traspaso a los tres diarios se firmó el 18 de enero de 1977. Después de ceder las acciones la familia Graiver fue detenida e intervenidos en todos sus bienes para evitar que algún reclamo de herederos afectara la tenencia de Clarín y sus socios. El general Camps, jefe de Policía de la provincia de Buenos Aires, efectuó personalmente las detenciones...
(1) José Cortejarena militó en la Liga Patriótica Argentina: Organización nacionalista y patronal que ayudó, durante los gobiernos radicales de Yrigoyen y Alvear, a la represión de movimientos huelguísticos obreros. El presidente fue Manuel Carlés, alto funcionario yrigoyenista y después de Alvear, y a la vez profesor del Colegio Militar y de la Escuela Nacional de Guerra. Integraban la junta nacional Miguel A. Martínez de Hoz, Joaquín S. de Anchorena, monseñor Miguel de Andrea, el vicealmirante Manuel Domecq García, el general Eduardo Munilla, los políticos radicales Carlos M. Noel, Vicente Gallo, Leopoldo Melo, el director de “La Nación”, Jorge A. Mitre, el director de “La Prensa”, Ezequiel P. Paz, el director de "La Razón" José A. Cortejarena, los estancieros Celedonio Pereda, Saturnino Unzué y Antonio Lanusse, Dardo Rocha, Federico Leloir, Francisco P. Moreno, Estanislao S. Zeballos, Pastor S. Obligado y otros “notables”.
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