Esta semana se hará público el informe “Papel Prensa-La Verdad”
Publicado el 9 de Agosto de 2010
Por Gustavo Cirelli
La presidenta Cristina Kirchner recibirá en 22 mil fojas el detalle pormenorizado de cómo fue el despojo de la empresa a la familia Graiver por parte de Clarín y de La Nación en complicidad con las Fuerzas Armadas.
En las próximas horas, la presidenta Cristina Kirchner tendrá en su poder el informe “Papel Prensa-La Verdad”, una investigación oficial que impulsó la Secretaría de Comercio Interior sobre cómo los diarios Clarín y La Nación se apropiaron de la empresa en clara connivencia con las tres Fuerzas Armadas, cuando en el país imperaba el terrorismo de Estado.
De esas 22 mil fojas se desprenden pruebas irrefutables de la expoliación que padecieron la familia Graiver y otros miembros de la compañía para entregar sus acciones a los cómplices civiles de la última dictadura.
El informe de las 22 mil fojas, de las cuales una síntesis de 400 será distribuida a los medios, inquieta a los que ya descuentan su paso por los tribunales en los meses venideros para explicar a la justicia de la democracia cuál fue el rol que les cupo o el silencio salpicado de sangre que mantuvieron durante las últimas tres décadas, ante las gravísimas imputaciones que surgen de la investigación y que no son otra cosa que imprescriptibles delitos de lesa humanidad. Lo cierto es que ante la inminente aparición del informe, la verdad los arrincona y el pacto de silencio que urdieron durante años amenaza con romperse.
Cerca del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, descartan que Videla, Massera, y Martínez de Hoz quiebren la ormertá a la que se consagraron desde siempre. A la vez, no tienen la mínima esperanza en que aporten alguna información los principales beneficiarios del saqueo: Héctor Magnetto –Ceo de Clarín– o los representantes de La Nación en Papel Prensa. Tampoco los gerentes históricos que ambos diarios colocaron en el directorio y que manejaron los destinos de la empresa. Distinta, analizan, es la situación de la secretaria Alicia Carrera, una empleada leal a sus jefes, que ingresó a la compañía a comienzo de los ’70, cuando César Civita creó Papel Prensa, y que, desde entonces, conoce a cada uno de los protagonistas de esta historia. Esa cercanía la ha convertido en una pieza clave para reconstruir esta trama que incluye no sólo el saqueo comercial que padeció la familia Graiver, sino también las privaciones ilegítimas de la libertad, torturas y muertes, como la de Jorge Rubinstein, el contador de Graiver quien falleció en una sala de torturas. Esos tres últimos delitos serán parte de las acciones judiciales que se iniciarán tras la presentación oficial de “Papel Prensa-La Verdad” y luego de que la presidenta gire la investigación al procurador del Tesoro de la Nación, Joaquín Da Rocha.
Además Lidia Papaleo, viuda del banquero David Graiver, denunciará penalmente a Magnetto. El pasado viernes 6, Osvaldo Papaleo, hermano de Lidia, afirmó: “Lo va a hacer contra las autoridades que intervinieron en la operación, concretamente contra Magnetto, y la gente de La Nación.” La mujer fue víctima de presiones y amenazas para que se desprendiese, a fines de 1976, de las acciones de Papel Prensa. La propia Papaleo recordó en un escrito que presentó ante la Secretaría de Comercio Interior, hace una semana, la “sugerencia” indeleble del Ceo de Clarín: “Firme o le costará la vida de su hija y la suya.” Luego sería secuestrada y torturada.
La situación judicial arrincona a los socios privados de Papel Prensa. Y la relación entre ellos se resquebraja. Dos semanas atrás Fernán Saguier, subdirector de diario La Nación, estuvo frente a Moreno, en su oficina de la Secretaría de Comercio Interior. No fue la iconografía peronista que cubre las paredes y cada rincón del despacho lo que inquietó a Saguier sino la frustración que experimentó ante el fallido intento por disuadir al funcionario para que no sea la presidenta quien anuncie “Papel Prensa-La Verdad”. En la conversación, el ejecutivo habría reconocido ante Moreno lo exorbitante que resultaban los sueldos de los directivos de la empresa, llegaban hasta los 145 mil pesos mensuales. La fuerte discusión posterior a ese encuentro que habría mantenido Saguier con Jorge Rendo, director de Relaciones Externas del Grupo Clarín, no hace más que confirmar el malestar que impera entre los socios. Un quiebre que, desde el oficialismo, también perciben por haber sido el matutino de los Mitre el que difundió la sugestiva cena de Magnetto, en su casa, con los presidenciables del peronismo disidente.
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Papel Prensa – Lidia Papaleo denunció por escrito cómo fue amenazada y torturada
La investigación sobre la apropiación de Papel Prensa durante la dictadura
Publicado el 6 de Agosto de 2010
La viuda de David Graiver detalló en una carta dirigida a la Secretaría de Comercio Interior los “horrores” que padeció desde el asesinato de su marido, hasta que fue despojada por Clarín, La Nación y La Razón de las acciones de la familia.
Lidia Papaleo rompió el silencio que mantenía desde 1977. Cuando el Estado resolvió hacerse cargo de las acciones de Papel Prensa para normalizar la empresa y reconstruir la historia, la viuda del banquero David Graiver decidió decir la verdad sobre el traspaso de acciones de la compañía. Hace menos de un mes su hermano, Osvaldo, contó que Lidia no habló porque no “había plafond social, ni político.”
La apropiación de Papel Prensa durante la última dictadura es la historia de la complicidad entre el poder económico y el poder militar. El asesinato de Graiver en México, las amenazas, las “reuniones” con los ejecutivos de los diarios Clarín, La Nación y La Razón, los secuestros, las torturas y la muerte son algunos de los elementos del relato. Nombres como Héctor Magnetto, José Alfredo Martínez de Hoz y Jorge Rafael Videla se repiten en los documentos que la Secretaría de Comercio Interior recopiló para la elaboración del informe “Papel Prensa – La Verdad”, que será entregado a la presidenta Cristina Fernández la próxima semana.
A continuación, Tiempo Argentino reproduce en exclusiva la carta que Lidia Papaleo le envió al secretario Guillermo Moreno, en la que se ratifica la investigación de Cynthia Ottaviano y Juan Alonso, publicada en su edición domingo 6 de junio.
Señor Secretario de Comercio Interior / Señor Licenciado Mario G. Moreno
S/D
De mi mayor consideración:
Tengo el agrado de dirigirme a Usted, a los efectos de cursarle la presente nota, a los fines de que la misma sea considerada como un aporte a la investigación que está llevando adelante.
El presente relato comienza con la muerte de mi marido David Graiver, momento en el que vivíamos junto con mi hija menor de edad María Sol, en México. A partir de allí comencé a sufrir terribles presiones vinculadas a nuestros bienes, entre los que se encontraba Papel Prensa SA.
Debo destacar algo muy importante sucedido en la vida de mi esposo. En una reunión social en México, en la hacienda del Señor Gabriel Alarcón (uno de los más importantes hombres de negocios de dicho país), en presencia de la firmante y de su propia familia aconseja lo siguiente en forma textual: “David, vendé Papel Prensa porque te costará tu vida.” La firmante quedó sumamente sorprendida y preocupada. De ello se desprende que este fue el primer aviso que tuve acerca de la problemática de tal empresa. A partir de la muerte de David comencé a sufrir presiones, lo que me llevó al convencimiento de que se acercaban momentos muy duros, pero no de la magnitud de los que después vivimos.
Posteriormente, en viajes a Nueva York, donde había residido largo tiempo, amigos estadounidenses me aconsejaban que no retornara a Buenos Aires. Para ellos, no estaban dadas las condiciones ni tenía garantías de que las autoridades iban a ver con buenos ojos que el grupo económico se reordenara.
En ese momento, mi hija tenía 22 meses de edad, mi hermano Osvaldo, uno de mis posibles apoyos, se encontraba detenido en la cárcel de Caseros, a disposición del Poder Ejecutivo, y todo el grupo familiar estaba desquiciado por las presiones por parte de la Junta Militar.
Ante ese panorama, y porque no tenía nada que ocultar, retorné a la Argentina el 16 de septiembre de 1976, convencida que esta es mi tierra, el país de mi hija y que actuando con calma y asesoramiento podía superar el mal trance. Nada más lejos de la realidad. Apenas instalada en las oficinas centrales de las empresas, advertí que los reclamos eran diversos, realizados en medio de un clima de crisis económica de las empresas y al no haber participado de la actividad empresaria de David, no tenía suficiente conocimiento ni capacidad comercial para manejar tantos frentes de tormenta.
Inmersa en los acontecimientos descriptos, es cuando los diarios Clarín, La Nación y La Razón comienzan a ejecutar un plan destinado a apoderarse de las acciones de Papel Prensa SA, de las cuales mi esposo David era dueño en un porcentaje importante que le permitía tener el control societario de la empresa.
Además, este operativo involucraba, antes que nada, la intención de la Junta Militar de apadrinar ese despojo y no trepidaron en utilizar todos los elementos de extorsión, intimidación y amenazas a su alcance para lograr el objetivo.
Recuerdo que me contactó un intermediario, Guillermo Gainza Paz, que no era el dueño del diario La Prensa, quien me transmite la intención de compra de terceros, del paquete accionario de Papel Prensa SA.
Posteriormente, el Sr. Francisco Manrique, que había sido ministro de Acción Social de la Nación y con el cual David trabajó como Secretario General, convocó a mi cuñado Isidoro Graiver para decirle que sus amigos de las Fuerzas Armadas, me recomendaban realizar esa venta, porque el grupo Graiver era mal visto por las autoridades y que estaba siendo investigado. En circunstancias en que concurrí a darle el pésame, por la muerte de su esposa, me reiteró dicha sugerencia.
En ese contexto, me entrevisté con el ex presidente Lanusse para pedirle consejo por la situación en la que me encontraba, y me expresó que me veía mal posicionada y que solicitara una audiencia con el Tte. Gral. Videla para interiorizarlo del tema Papel Prensa SA. Aunque gestioné el pedido de audiencia por la mesa de entradas de la Casa de Gobierno, nunca obtuve respuesta.
Mientras tanto, continuaban las amenazas anónimas en las que me decían que, si no vendía, mi hija María Sol corría peligro de muerte y se agregaban otros operadores que me presionaban para concretar las ventas.
El Sr. Martínez Segovia, que era presidente de Papel Prensa SA, me citó en esos días, a un almuerzo en un hotel céntrico, para comunicarme que venía en representación del ministro de Economía Martínez de Hoz y que debía decidirme a firmar la cesión de las acciones de Papel Prensa SA. Tal decisión era impuesta desde el Ministerio de Economía del Proceso, quienes habían hecho saber que las acciones debían cederse a empresarios argentinos que no pertenecieran a la colectividad judía.
Dado los hechos que se vivían en el país, tomé conciencia que las amenazas de muerte, tanto para mi hija como para mí, eran auténticas. En ese estado de terror fui citada para el día 2 de noviembre de 1976, por la noche, a una reunión en las oficinas de La Nación, conjuntamente con los integrantes de la familia Graiver.
Encontrándonos en un amplio salón de reuniones, nos distribuyeron separadamente, de modo tal que los padres de David por un lado, Isidoro con Campos Carlés (quien invocaba ser apoderado de La Nación) por otro. Yo con Magnetto de Clarín, en otro aparte, donde coloquialmente me aseguró: “firme o le costará la vida de su hija y la suya.” No había chances.
También sabía que habían presionado al Sr. Rafael Ianover, vicepresidente de Papel Prensa SA, un hombre leal con la familia, que era depositario de acciones, como testaferro.
En la mencionada reunión en La Nación se suscribe un boleto de venta sobre el cual jamás pude opinar, no sobre el precio ni sobre los términos del mismo ni sobre la forma de pago, como tampoco ningún abogado de mi parte pudo verlo antes. Lo tuve que firmar sin siquiera haberlo leído.
Posteriormente, el asesor de menores en la sucesión de David, no autorizó la venta por considerar bajo el precio y el juez ordenó que se hiciera una tasación por el BANCO NACIONAL DE DESARROLLO, quien confirmó que el precio era por demás exiguo.
La forma de pago no permitía ni siquiera pensar que se trató de una operación habitual en el comercio, solo pagaron U$S 7000 –como primera entrega sobre un precio total de U$S 1.000.000–, destaco que ni siquiera era el 1%. Era una entrega absoluta, por nada, y sin chance de poder negociar. Todo lo que siguió en esta venta fue similar.
Quiero también destacar que era necesario que yo solicitara, como administradora del sucesorio, la autorización en dicho expediente, por tratarse de bienes de mi hija menor de edad y es por ello que siguieron ejerciendo amenazas y presiones, a través de distintos personajes que me forzaban a ratificar ese acuerdo inicial y en el correr del tiempo llegamos al mes de marzo, donde se ingresa en el sucesorio el escrito para lograr la autorización.
También deseo dejar constancia que el Dr. Jorge Rubinstein, que era el segundo de David, en los meses finales de 1976, sufrió un grave y sospechoso accidente, y que el mismo no me pareció casual porque él también estaba amenazado. Lo cual lo apartó por meses de la dirección del grupo, tareas que no pudo cumplir, quedando acéfala la conducción del grupo económico. Luego fue detenido ilegalmente, falleciendo por las torturas en cautiverio, no habiéndose nunca investigado dicha muerte.
Deseo aclarar que, cuando se realizó el inventario en el BANADE, ignoraba qué había en el interior de la caja de seguridad, pero tenía total conciencia que debía comunicar al juzgado del sucesorio todos los bienes que pertenecían a mi marido, de acuerdo a lo que le había aconsejado el Dr. Miguel Anchorena, letrado de la sucesión.
Quiero finalizar este relato, afirmando una vez más, que todo lo que ocurrió en Papel Prensa SA, a partir de mi cautiverio (14 de marzo de 1977) que nunca hasta el 20 de mayo de 2010 estuve en el lugar, ni concurrí a ninguna Asamblea. Por otra parte, durante mi desaparición con detención fui objeto de torturas que me provocaron graves quemaduras en mis genitales, abdomen y pechos, y que los golpes recibidos provocaron un tumor cerebral, el cual se me operó en la cárcel.
Todo el horror que fue mi vida después de mi secuestro es indescriptible en la serie de perversiones, vejaciones y tormentos a la que fui sometida, no obstante que deseo concluir con la presente reiterando que prefiero ver los ojos y la cara de mis torturadores, antes que ver los ojos de Magnetto en el momento en que me amenazaba para que firmara.
Sin otro particular, lo saludo atte.
Lidia Elba Papaleo
DNI 4954106
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