Y clarinete dixit:
Los triunfos y las derrotas se exhiben en el Congreso como en ningún otro territorio político. La oposición ha celebrado y sufrido allí en estos días: coronó en el Senado su avance sobre el poder parlamentario y padeció una caída sonora en su ofensiva contra la presidenta del Banco Central. Pero en los dos casos, aunque parezca contradictorio, puso en evidencia sus dificultades para afirmar un armado medianamente durable. En el muy heterogéneo frente opositor saben que el camino hacia el 2011 agudizará las disputas. Nadie pronostica cuándo se dividirán las aguas, sin vueltas: esperan que no sea pronto, pero admiten que es inevitable.
Las últimas fricciones en este conglomerado fueron otro anticipo de la muy prematura disputa de candidaturas y liderazgos. En estas horas, sobre todo desde la UCR, el PJ disidente y el macrismo se intentan serenar los espíritus: el freno al DNU de las reservas y la redistribución del impuesto al cheque son objetivos frente al oficialismo, pero también una necesidad para reparar algunas heridas. Las más recientes: los cruces por la fracasada ofensiva contra la designación de Mercedes Marcó del Pont. ¿Los enojos de esas horas anticipan realineamientos y sociedades para el 2011? Los cálculos parecen más modestos, pero está claro que el juego trasciende los límites del Congreso.
En esa perspectiva, Elisa Carrió ha sido la más explícita, y no por sus última carga contra radicales -empezando por el más allegado de ellos, Gerardo Morales- y otros opositores. En todo caso, esa declración fue expresión de una definición previa, también pública: su negativa a participar de cualquier proceso que incluya a Julio Cobos. Traducción política extendida en la oposición: nadie imagina que si el año que viene se realizan las internas abiertas obligatorias, la disputa se dirima en ese terreno.
El radicalismo orgánico piensa que esa ruptura es irreversible, aunque la relación propia con el vice aún deba atravesar caminos difíciles. El propio Ernesto Sanz dio señales de algunos de los debates abiertos, más allá de los movimientos que ensayan otros, como Ricardo Alfonsín. Todos contemplan la evolución de la imagen de Cobos, pero no apuran las definiciones y, en privado, algunos arriesgan que sería ineludible una elección interna en la UCR.
Entre tanto, cuidan también las relaciones con el GEN de Margarita Stolbizer y con los socialistas, tentados además por otros sectores de centroizquierda. Los radicales creen que esos juegos son naturales y destacan otro aspecto de la relación con el PS, que para ellos es fundamental: la UCR mantiene su alianza política con el socialismo en Santa Fe, donde gobierna Hermes Binner. La apuesta es a ratificar esa sociedad, que -apuntan- es indivisible de la estrategia nacional.
El centroziquierda que se referencia en Pino Solanas y Claudio Lozano juega igual sus fichas en esa mesa, lejos como parece en estos días una confluencia con dirigentes de la misma franja pero más allegados al kirchnerismo, como Carlos Heller y Martín Sabbatella, en Diputados.
El peronismo enfrentado al poder K, en tanto, mantiene la estrategia de confluencias en el Congreso, pero su mirada a más largo plazo se vincula con las fisuras que se ven o sugieren en el PJ. Algunos, incluso, expresan fastidio frente a la posibilidad de quedar atados a los ritmos y competencias internas de la oposición, sobre todo si el tironeo es ejercido en el Congreso por Carrió. "Lo de Solá y Carrió es una foto de coyuntura. Nadie puede proyectar esa imagen como fórmula", ironiza un legislador del peronismo crítico.
El duhaldismo viene observando la tensión interna del PJ, en particular de la Provincia, y trata de operar sobre ese cuadro, pero ya desde hace rato poniendo especial cuidado en "no comprometer" a los jefes comunales. Tampoco va al choque. Consideran que hay que sumar agrupaciones locales y esperar que los intendentes hagan su propio recorrido, presionados como están por las necesidades presupuestarias. Creen que más adelante, la ruptura será inexorable frente al sostenido desgaste K.
También Francisco De Narváez ha dado señales de especial atención personal y similar cuidado hacia el frente interno del PJ boanerense. Mauricio Macri observa a sus socios de la última elección y por eso, casi en espejo, decidió mostrar que también él está dispuesto a dar batalla en el 2011.
Los reflejos atienden a los movimientos en la misma vereda. Como se ve, el almanaque adelanta para todos.
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