martes, 2 de marzo de 2010
¿DE DÓNDE SALIÓ ESTA MINA?
"...mientras ellos, los entreguistas, los mediocres y los cobardes tramaban la intriga y la infamia del día siguiente, yo una humilde mujer, no pensaba en nada ni en nadie sino en los dolores que tenía que mitigar y consoltar (...) yo no soy más que una mujer del pueblo argentino. Yo no soy más que una descamisada de la patria. Pero descamisada de corazón, porque siempre he querido confundirme con los trabajadores, con los ancianos, con los niños, con los que sufren, trabajando codo a codo, corzón a corazón con ellos (...) No me interesó jamás la injuria ni la calunia, cuando se desataron sus lenguas desatadas contra una débil mujer argentina. Al contrario, me alegré íntimamente..." (Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951. Evita
De dónde salió esta mina
Que ha venido a gobernar
Que no ha venido a pasear
Ni a malgastar mi dinero
Como los viejos coimeros
De oligarcas arrogantes,
Erráticos atorrantes
Y sembradores de inquina.
De dónde salió esta mina
Que de la mano del bizco
Suma y suma plata al fisco
Sacándole a los privados
Sus “ahorros” malganados
De operaciones arteras,
Bonos, títulos, chequeras,
Y otras maniobras más finas.
De dónde salió esta mina
Que se ha cargado el derrumbe
Sabiendo que a ella le incumbe
El destino de estas tierras
Sean del llano o las sierras
Agrandando el presupuesto
Cobrándole más impuestos
A “patriotas” de banquina.
De dónde salió esta mina
Que reina con clara meta
Refregándole en la jeta
A retardados, sus sitas,
En cada nueva visita
A países extranjeros
Reluciendo entre primeros
Con su orgullo de Chinita.
De dónde salió esta mina
Que denuncia gente facha
Responsable de las rachas
De inflación, despidos y hambre
Que cercaron con alambre
Campos, industrias y pesos,
Chupándose hasta los huesos,
Vaciándonos la cocina.
De dónde salió esta mina
Que entiende qué es un país,
Que el sorgo, el trigo, el maíz,
No es yuyo como la soja
Y que a combatir se arroja
Al que a la patria empobrece
Mientras el hambre decrece.
De dónde salió esta mina
crispante de almas ladinas
que con malicia supina
venían haciendo mierda
nuestra querida Argentina.
Autor: Oscar Rovito
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