domingo, 14 de marzo de 2010
GOBERNADOR DE SALTA, SENADOR POR SALTA, FASCIA TOSTA!
El halo narco de Juan Carlos Romero
EL ARCO OPOSITOR QUE INCLUYE A LOS PROGRES TAMBIÉN INCLUYE A.........
Romero. El hombre de los 3.000 millones de dólares.Historias y leyendas noventistas del socio de fórmula de Menem
Por Juan Salinas
Periodista y escritor
El ex gobernador y actual senador por Salta Juan Carlos Romero (JCR) está nimbado por la persistente sospecha de que su fabulosa fortuna –que algunas fuentes estiman en 3.000 millones de dólares– es inseparable del contrabando de cocaína desde la vecina Bolivia, así como de la sistemática devastación de los bosques nativos en aras de la extensión de los cultivos de soja transgénica. En su defensa suele susurrarse que más tiene hoy que ver con su opulencia que los operadores de los dos gasoductos a Chile construidos durante su gobierno pagan regalías de acuerdo con simples declaraciones juradas.
JCR fue compañero de Carlos Menem en la fórmula que enfrentó a Kirchner-Scioli en 2003. La alianza viene de antiguo. Durante el menemato, JCR monitoreó el desguace del Estado desde la presidencia de la Comisión de Hacienda y presupuesto del Senado. En especial, la privatización de YPF, que convirtió casi en indigentes y piqueteros al grueso de los pobladores de ciudades como General Mosconi y Tartagal. Como gobernador impulsó la tala de las selvas y bosques nativos, lo que redundó en pavorosas inundaciones y aludes de barro como los que arrasaron Tartagal en diciembre de 2005 y febrero de 2009. Hasta la reelección de José Pampuro como candidato provisional del Senado hace doce días, se autoproponía como candidato del proteico bloque opositor a ese cargo, segundo en la línea de sucesión en caso de acefalía presidencial. Y primero si Julio Cleto Cobos renunciara a la vicepresidencia.
Su padre, Roberto Romero, pasó de pobre a dueño y director de El Tribuno en un santiamén allá por 1957 en misteriosas circunstancias. Su mujer era siciliana y según Wikipedia lo hizo ayudado por la Mafia (JCR tiene la nacionalidad italiana). Lo cierto es que según un informe de la DEA y las investigaciones de prestigiosos colegas y aún de antropólogos, RR a partir de entonces fue un notorio narcotraficante. Y a mediados de los ’70 parte de una vasta red de distribución y exportación de cocaína de la que formaban parte los máximos exponentes de la derecha peronista, comenzando por José López Rega. A pesar de eso –o a causa de eso– emergió de la dictadura como gobernador democrático de Salta.
El hacedor. JCR fue primero senador por el dedo de su padre y luego gobernó Salta durante 12 años. Su primera medida como fue declarar “prescindibles” a 5.000 empleados públicos. Después privatizó la Dirección Provincial de Energía, entregándosela al Exxel Group, de Juan Navarro; a cambio de unos 70 mil dólares le traspasó el banco provincial a Jorge Brito, del Banco Macro, y Obras Sanitarias de la provincia a un grupo que la rebautizó Aguas de Salta y luego la quebró. Además, jibarizó Vialidad provincial, liquidó la Dirección de Arquitectura, cerró el Banco de Préstamos y le entregó a privados el casino y la lotería. Por fin, y a pesar de que la Constitución provincial sólo permite una reelección, se las ingenió en 2003 para suspender esa prohibición por medio día, lo suficiente para habilitar su candidatura.
El libro Salta, el Narcopoder, obra póstuma del periodista Sergio Poma (fallecido el 1 de enero de 2008 mientras era objeto de una feroz persecución judicial) despertó la furia de JCR. En él se revela cómo el indignado párroco de La Quiaca Jesús Olmedo lo trató de “narcotraficante” y nunca se retractó. También su virtual aliada de hoy, Elisa Carrió, expresó sus fundadas sospechas de que JCR fuera narco. Y la monja Marta Pelloni se manifestó en 2003 muy aliviada cuando se aventó el peligro de que fuera “vicepresidente el jefe del narcotráfico del norte del país”.
Cuando JCR fue nombrado gobernador, Salta tenía aproximadamente un tercio de territorio selvático: hoy prácticamente carece de bosques nativos Según datos oficiales, entre 1998 y 2002 se deforestaron 194.389 hectáreas, y entre 2002 y 2006 esa superficie más que se dobló: 414.934 hectáreas. Durante su último año de gestión y mientras la Ley de Bosques se discutía en el Congreso, JCR autorizó el desmonte en un solo año de 478.204 hectáreas: una extensión similar a la de 23 (veintitrés) ciudades de Buenos Aires. Es difícil concebir un crimen ecológico mayor.
La pasión por acabar con la biodiversidad de flora y fauna queda ilustrada con algunos, pocos, contundentes datos. Entre 2004 y 2007, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Salta convocó a 211 audiencias públicas, de las cuales 195 correspondieron a proyectos de desmonte. Se aprobaron 191; dos no llegaron a ser aprobados por falta de tiempo para elaborar un dictamen y el tratamiento de los dos últimos se dejó para el año siguiente.
El tolerante. Después de un año de marchas y contramarchas, JCR descubrió en febrero de 2009 que la gestión de CFK era “estalinista” e “intolerante” y se arrojó en brazos de Reutemann. En su renuncia al bloque del Frente para la Victoria escribió cosas tales como que “la sociedad reclama por la impunidad con que se matan diariamente (sic) a hombres y mujeres inocentes sin reacción oficial”, protestó porque se habla de “los pobres en Tartagal, cuando millones (sic) de ellos se hacinan a metros (sic) del Obelisco” y se quejó del “empobrecimiento y degradación” de la educación pública y de la “brutal concentración económica” y del “pensamiento único”. Facia tosta.
Cuando Reutemann instó a sus seguidores a emular a Papillon y embutir su candidatura donde mejor les cupiera, JCR pasó a cortejar a Felipe Solá, que no les pide tanto.
Su último combate lo dio tratando de sostener contra viento y marea en la presidencia del Banco Central a Martín Redrado, ocasión en la que criticó “la falta de ímpetu” de Cobos. Facia tosta.
FUENTE http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=80796
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2 comentarios:
Un tipico representante de las bellezas provincianas
No raro que en el aeropuerto de Salta haya la mayor concentración de aviones ejecutivos Lear Jet de todo el país, superando al Aeroparque Jorge Newbery, donde están los aviones ejecutivos de la mayoría de los garcas.
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